sábado, 13 de septiembre de 2008

El Nahual



Nadie le explicó jamás lo que estaba a punto de conocer, la hiriente lucidez, los delirios, los sonidos líquidos desparramándose sobre lienzos imposibles, la voz arcana del coyote y el puma, la amarga saliva del hongo, el absurdo duermevela en que la realidad se transmuta cuando dejamos de mirarla con los ojos. Nadie le avisó de a cuantos tendría que asistir en este trance, arropados por su presencia, paradójicamente cálida para alguien que nunca habla ni mira a los ojos de la gente común. Ya no recuerda a cuantos ha tenido que apaciguar, exhaustos tras haberse encontrado con lo inabarcable, arrullados hasta el alba por cánticos rítmicos en una lengua que ya no se habla entre vivos.
El desierto, las serpientes, los jaguares, cada miserable brizna de hierba forma parte de una unidad que sólo él conoce y sólo él puede entender. Todo a su alrededor habla por su lengua, ungida por los dioses que habitan el cactus de la locura. Por eso todos le escuchan y nadie le hace preguntas. Porque todos, cuando él les mira, saben que él es el nahual.

1 comentario:

V dijo...

hola agustín. ese texto lo escribí yo mismo, mi nombre es Adrián Varela y soy de Galicia. me alegro que te guste.
gracias por todo